Vivimos, cada vez más, en entornos urbanizados donde los niveles de contaminación atmosférica son muy elevados. A su vez, pasamos gran parte de nuestro tiempo en espacios cerrados donde nuestra piel debe hacer frente al ambiente seco que provoca la calefacción y el aire condicionado. Ambas circunstancias tienen importantes consecuencias para nuestra piel:
– La contaminación ‘smog’: La exposición prolongada y repetitiva a altos niveles de contaminación afecta a la barrera protectora de nuestra piel, disminuye sus reservas naturales de antioxidantes (vitaminas E y C) y reduce los niveles de oxígeno en las células, acelerando así el envejecimiento de la piel.
– La falta de oxígeno (O2): La contaminación atmosférica y doméstica favorece la pérdida de oxígeno de nuestra piel, lo que se conoce como hipoxia o estrés hipóxico. Cuando esto sucede, las células cutáneas no tienen el suministro de oxígeno necesario para poder producir la energía que les permita garantizar su correcto equilibrio y funcionamiento. Las consecuencias directas son la pérdida de luminosidad y vitalidad de la piel.
De este modo, una piel asfixiada y estresada por culpa de la contaminación se mostrará rugosa, flácida, apagada y con un tono irregular. Asimismo, será más vulnerable a sufrir arrugas y manchas prematuras, irritaciones, rojeces y acné.
Por el contrario, una piel bien oxigenada tendrá un aspecto más saludable, podrá contrarrestar los efectos de los radicales libres de la polución, estará más protegida frente a cualquier agresión externa y podrá prevenir el envejecimiento prematuro.
El tratamiento Oxigenante está elaborado con principios activos anti-contaminación, oxigenantes, detoxificantes, antioxidantes y prebióticos. Todos los cosméticos de la línea Oxigenante incluyen una alta concentración de principios activos que actúan frente a las sustancias contaminantes y los radicales libres, además de reforzar la barrera protectora de la piel y aumentar sus niveles de oxígeno.
